Existen dos tipos de construcciones lingüísticas que una vez que aprendemos a diferenciarlas, nos abren un mundo de posibilidades. Estas son los hechos (o afirmaciones) y las opiniones (o juicios).

Los hechos describen el mundo. Son verdaderos o falsos, porque se puede dar prueba de ellos. Por ejemplo:
• Esta es una taza.
• El tren llegó a las 16.45 hs.
• Nací el 25 de marzo.
Las opiniones o juicios, generan mundo. Algo cambia luego de ellos, se abre o se cierra alguna posibilidad porque califican el mundo. Por ejemplo:
• Esta es una taza muy grande.
• El tren que llegó estaba sucio.
• El bebé que nació es gordo.
En este caso, no se puede dar prueba porque para algunos puede ser una taza grande y para otros no. ¿Qué es sucio, qué es limpio?. Por eso decimos que para las opiniones o juicios tenemos que considerar dos aspectos:
1. Su validez: pueden ser válidos o no válidos, según la autoridad de quien los emite.
2. Si son fundados o no fundados.

Así es como vamos por la vida, tomando decisiones a partir de opiniones que creemos que son hechos.
¿O acaso alguna vez no se dijeron: “soy incapaz de hacer xx”? Y ahí nos quedamos, sin siquiera saber si lo podíamos hacer o no. Nunca nos atrevimos a desafiar ese juicio, porque lo asumimos como un hecho.
La ontología del lenguaje nos permite empezar a afinar nuestro oído y a cuestionar si lo que nos dicen (o nos decimos a nosotros mismos) es un hecho o es una opinión.
Si es una opinión, lo primero que tenemos que hacer es preguntarnos ¿quién lo dice?, ¿tiene autoridad para decirlo? ¿quién le dio autoridad? Y determinar si el juicio es válido o inválido.
Luego saber si está o no fundado:
1. ¿Para qué me sirve este juicio? ¿Cuál es su intención o emoción?
2. ¿Cuál es el estándar de este juicio? ¿Contra qué se compara?
3. ¿En qué dominio o ámbito se aplica?
4. ¿Cuáles son los hechos que lo respaldan?
Si el juicio es VÁLIDO (autoridad) y FUNDADO, puedo ELEGIR quedarme con él o realizar/pedir ACCIONES específicas que lo cambien.
Está en nosotros la POSIBILIDAD DE CAMBIO.
Estela Pirra.